martes, 29 de mayo de 2012

ESTO TAMBIÉN PASARÁ

Había una vez un Rey que había recibido un anillo de oro y diamantes como obsequio y en el quiso mandar a grabar una frase que tenga mucho significado y que perdure en el tiempo como algo valioso para el. Entonces encargo a sus súbditos esta tarea, la de buscar una frase que pueda ser grabada en el anillo y que el Rey considere importante para el resto de su vida.
Todos los que acompañaban al Rey eran grandes sabios y eruditos que se pusieron en la búsqueda de dicha frase. Buscaron en grandes libros durante un tiempo muy largo pero no sabían por cual decidirse.
Entonces cuando el Rey les pregunta si ya habían decidido la frase, uno de sus más antiguos servidores que no llevaba con el ningún título de realeza ni niguna formación académica se presento ante el Rey y le dijo: "Señor yo creo tener la frase correcta para que lleve su anillo a lo largo de su reinado" , a lo que el Rey proclamó: "Bueno entonces dígala" , pero el servidor le contesto que no era necesario, que el la debía mandar a grabar y que solo la debería leer cuando se encuentre en un momento en el que no encuentre solución para sus problemas, y también cuando esos problemas se hayan resuelto.
Entonces el Rey creyó en el y mando este anillo a grabar, los malos momentos no tardaron en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino para salir de esta situación entonces recordó aquel mensaje que habían grabado en su anillo.. se escondió atrás de un árbol y leyó: ESTO TAMBIÉN PASARÁ ...
Mientras leía sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas.
Entonces se decidió a reunir a sus ejércitos, retomo sus fuerzas y se propuso recuperar su reino sin dudar un segundo. Lo lograron y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes… y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo:
-Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
-¿Qué quieres decir? –preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.
-Escucha –dijo el anciano-: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado.
Entonces el anciano le dijo:
-Recuerda que todo pasa. Nada de lo que tengas, o lo que sientas es permanente. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.




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